Este video lo produjimos un grupo de estudiantes que nos iniciábamos en el mundo de la comunicación en 1981. Estábamos en el primer año de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, Venezuela. La profesora Beatriz Sanz nos pidió desarrollar una "narración onírica con sincronismo en su acepción moderna". El equipo, integrado por Rafael Pedraza, Cristina Beneyto, Erika Flores, Alejandra Pinedo, María Antonieta García e Isaac Nahón, montó una historia con un argumento simple (nos acompañaron en la realización de la música y la banda sonora, Ernesto Schmied y Davide Martini). Un hombre llega borracho a su casa después de una noche de copas. El reflejo condicionado hace que encienda el televisor, que ya a esa hora no difunde programación alguna (estamos en 1981 en la Venezuela pre-cable, cuando las televisoras terminaban de transmitir en la madrugada). Se queda dormido y sueña que televisores lo persiguen para devorárselo. Los aparatos le lanzan imágenes de viejas películas mudas, anuncios publicitarios y cortos de noticieros. Destacan los clips del Nosferatu de Murnau y del Perro andaluz de Buñuel. La calidad de la realización es discutible. Los medios de producción con los que contábamos entonces eran limitados. Estábamos aprendiendo. De todos modos, el video contiene varios temas que representan el "espíritu de una época":
1. El video es profundamente "apocalíptico" en su representación de lo urbano y de la televisión como medio alienante. Siguiendo las lecciones que recibíamos de nuestros profesores críticos (en el sentido de la Escuela de Frankfurt), la TV era ante todo dispositivo de control de las mentes, y los televidentes víctimas de la maquinaria ideológica (la "Celestina mecánica" llamó a la TV la entonces profesora en la Universidad del Zulia, Marta Colomina).
2. Las referencias de sincronismo hablan de un mosaico de influencias que privilegian el expresionismo (pesimista) y el onirismo (surrealista e irreverente). Más que convicciones políticas, la selección de las películas de Murnau y Buñuel representan un gusto, una inclinación estética, un juego entre lo actual y lo "clásico", una búsqueda de diálogo entre lo "nuevo" y lo "viejo".
3. La música del video es pura creación libre, inspirada en las imágenes que íbamos viendo, en un flujo de tensiones bajo el ostinato del cello, los arrebatos del piano, los puntillazos del violín, y el disfrute de lo lúdico como forma de abordar la creación (espontaneidad que añoramos).
4. El humor toma distancia del tono apocalíptico de la trama. La basura que sale de la TV es un recurso retórico, crítico, pero es ante todo comentario sarcástico.
5. Es el reflejo de una época. Hoy nadie podría concebir una pantalla sin programación a altas horas de la madrugada (el cable cubre de forma total todas las horas, todos los días, todos los momentos). Tampoco existe el pasivo/borracho televidente frente a la nada. Hoy tenemos al hiperactivo/borracho internauta, bloguero, twittero, facebookero, frente a la superabundancia informativa atomizada.
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