sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Me recuerdas?

Mis abuelos Sara Laredo y Salomón Serfaty el día de su compromiso. Esta foto se convirtió en una postal que dedicaron a sus hijos y nietos en sus 50 años de casados (la imagen es cortesía de mi primo Salomón Serfaty que vive en Israel)

¿Cómo comunicar el olvido? Aparentemente la pregunta contiene una paradoja, pero es sólo aparente. El olvido se comunica justamente en la imposibilidad de comunicar lo olvidado. El contenido de la comunicación del olvido es el “no me acuerdo”.  El problema es que el “no me acuerdo” interrumpe la secuencia de la interacción, nos coloca en un impasse, en un callejón sin salida. La desmemoria paraliza la comunicación. 


Eso fue justamente lo que me ocurrió en Caracas en junio pasado. Asistía a un evento social en el que me encontré con gente querida que no había visto hacía tiempo. Cada saludo fue un reencuentro con referencias a recuerdos comunes, especialmente recuerdos agradables; vivencias de escuela, paseos, encuentros fortuitos, aventuras profesionales. La dinámica de los reencuentros y de los recuerdos fluía bien, hasta que me acerqué a saludar a un querido educador y dirigente de la comunidad judía venezolana a quien conocía desde hacía muchos años, y con quien incluso trabajé siendo Director del Nuevo Mundo Israelita. “¿Cómo está?”, le dije. “Soy yo, Isaac, Isaac Nahón, del Nuevo Mundo”.  La expresión de mi interlocutor era una mezcla de sorpresa y de neutralidad: “No lo recuerdo, disculpe, pero no sé quien es usted”, me dijo. “Perdone, no es usted el problema, soy yo…”, agregó tocándose con el dedo índice la sien derecha, como diciéndome que la causa del olvido estaba en su cerebro. Le pedí disculpas a mi desmemoriado interlocutor. Sentí una gran tristeza.


En esos segundos de interacción fallida se creó un vacío tremendo, por lo menos un vacío en un lado de la díada comunicacional. Mis recuerdos, mis experiencias, mis sentimientos, no encontraron eco en el otro. De hecho, fue un acto de empatía fallida, y sabemos que la empatía, como bien lo ha dicho Antonio Pasquali, es la condición sine qua non para que exista une verdadera comunicación. De otro modo, sin la posibilidad de empatía, estaremos hablando de simple transmisión de información de orden instrumental, de un acto unidireccional. 


El asunto de la memoria y la desmemoria se presenta hoy como un desafío en la era de las redes digitales. Hay quien piensa que gracias a Internet tenemos acceso a una memoria extendida, a una fuente casi inagotable de la memoria de la humanidad. Los optimistas creen que gracias a Internet no olvidaremos, y que mejor aun, cosas que habíamos olvidado o ignorado emergerán para convertirse en parte de la memoria colectiva. Los pesimistas piensan que tanto recordar no es necesariamente bueno, que un exceso de memoria puede tener consecuencias brutales para los individuos y para la sociedad. En un interesante artículo publicado en El País el pasado septiembre, titulado Memoria y olvido en la era de Internet, Ernesto Hernández Busto evalúa el impacto que tendrá ese pasado eternamente presente en nuestras vidas.  


Si bien el olvido puede tener algo de terapéutico (por ejemplo, olvidar y perdonar van de la mano), se me hace difícil revindicar la desmemoria, incluso cuando la memoria nos puede resultar apabullante, como en el caso de esta memoria virtual “eterna”. Prefiero el “bendito recuerdo”, como decimos los judíos para evocar la memoria de quienes se fueron, que la desmemoria triste y a veces trágica. 

5 comentarios:

  1. Recién he experimentado una situación parecida: dos personas guardan recuerdos en relación con un tiempo pasado compartido conmigo y yo, simplemente no recuerdo o sí recuerdo los detalles que recuerdo con muy pobres. Sentí que esto era importante para restablecer la comunicación y al interponerse el olvido algo falló. Muy buena reflexión.

    ResponderEliminar
  2. Creo que este ejercicio casi diario de escribir tus Memorias de la Comunicacion"es una excelente idea para dejar plasmado esos recuerdos, esos momentos que uno no sabe si los conservara a futuro.
    Hoy por hoy, cuando algo se me olvida, cuando no recuerdo un nombre, un momento, un autor, entro en un desespero interno.
    No me quiero imaginar que pasaria por la mente de ese colega, profesor tuyo cuando tuvo que aceptar que la culpa de ese olvido era de su cabeza...

    ResponderEliminar
  3. Me olvidé de lo que te iba a decir, pero estoy segura que era algo bonito que recordaba de tí

    ResponderEliminar
  4. Se me olvidó que te olvidé / a mí que nada se me olvida (ba).

    ResponderEliminar
  5. Para Susana y Elsy, que evocaron esa canción, va el link con Bebo y El Cigala:

    http://www.youtube.com/watch?v=bs73eGP0BEM

    ResponderEliminar