lunes, 6 de diciembre de 2010

¡Qué moderno que es!

Luis Parada, Isaac Nahón y Rafael Pedraza: tres modernos, pues.

Hoy leí que el poeta Armando Rojas Guardia está pasando por un momento difícil y que unos amigos montaron una subasta de obras de arte para ayudarlo.  A Rojas Guardia lo conocí en 1986 cuando Luis Parada y este servidor fuimos a entrevistarlo a su apartamento (creo que ubicado en Los Palos Grandes, Caracas) para nuestra tesis de licenciatura sobre las revistas culturales en Venezuela (que supervisó nuestra querida Caroline de Oteyza). El poeta nos ofreció una esclarecedora visión del proceso cultural en el país, de cómo habían evolucionado las revistas culturales, y además nos dio unos datos adicionales que nos abrieron nuevos horizontes de investigación. En esa época nosotros teníamos un interés particular por la cultura, pues creíamos que era una forma de acceder a la modernidad, es decir una forma de ser mejores. De hecho el tema de la modernidad interesaba a otros compañeros de estudio, como Rafael Pedraza, que trabajaba entonces en el Museo de Arte Contemporáneo bajo la dirección de Sofía Imber. Rafael hizo su tesis sobre la modernidad en el arte del gran Alejandro Otero. Si no recuerdo mal, el estudio de Rafael se centró en la época en la que Otero pintó su serie llamada “Las cafeteras” (corrígeme, Rafael, si me equivoco).


La asociación entre Rojas Guardia y el tema de la modernidad lo evoco a partir del recuerdo de un brevísimo poema que el escritor publicó en su libro Yo que supe de la vieja herida (1985) intitulado SIGLO XX que dice:


Esta noche
al pasear por la avenida
de pronto
   detrás de la funeraria
iluminada  SERVICIO DE CAPILLAS
se veía claramente un escritorio,
se adivinaban los papeles
(contabilidad y recibos)


Este poema, en una síntesis magistral, resume el gran problema de la modernidad que se fue vaciando de sentido, donde la muerte es un asunto administrativo más. El genio de Rojas Guardia, que escribió, entre otras cosas, un ensayo lúcido como El Dios de la intemperie (1985), está en esa capacidad expresiva a la vez breve y total. ¿Qué más se podría agregar?


P.S.: El título de esta nota viene de una canción de Charly García que se llama Peluca telefónica. Charly se refería al Walkman en la canción, en un intercambio verbal que tiene con Pedro Aznar y Luis Alberto Spinetta, que lo acompañan en el tema. “¿Ese es tu Walkman? ¡Qué moderno que es!”. Para los más jóvenes, averigüen qué es el Walkman. 

3 comentarios:

  1. La modernidad... que relativa es..

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  2. Querido Isaac... ¿qué nos quedo del modernismo? En esta década del XXI el modernismo nos mostró su peor cara en esta ciudad, nos hizo creer en un país, en una ciudad, en una tendencia, que con el paso del tiempo se derrumbo y nos enfrento a esa quimera que vivimos en nuestra adolescencia y temprana adultez...sin embargo seguimos sobreviviendo y pensando en utopías... como deciamos en nuestra tesis de grado... " en un intento de combinar la modernidad con el clasicismo, nuestras revistas se dirigen màs hacia lo que Mc Donald denomino Midcult con pretenciones de Highbrow, dejando a un lado las funciones que un medio especializado debería de cumplir... ISACA eramos unos NERDS jajajja

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  3. Por cierto para esa tesis entrevistamos a Esdras Parras, que posteriormente Mario Vargas Llosa lo convierte en un personaje teatral en su última obra de teatro, Esdras nos dijo en aquella ocasión..."nuestro país no es un paìs de lectores"... han pasado treinta años y leemos menos...

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